Otro Angel al que le cortaron las alas
Ángel Daniel Verón tenía 43 años al momento de su muerte. Antes había
sido detenido 23 veces en un lapso de dos años. Era un campesino
dedicado a la cría de chanchos que había sido desalojado junto con su
esposa y sus diez hijos. Por su situación habitacional, Ángel recorrió
reparticiones del Estado sin obtener respuesta, hasta que decidió armar
una carpa al frente de la Casa de Gobierno provincial. A partir de ahí
se convirtió en un referente social y se unieron a él varias familias.
Así se conformó una agrupación dentro de la multisectorial (MTD) llamada
«No al Desalojo».
Cuando su esposa fue a verlo, lo encontró esposado a la camilla en
estado de coma inducido. Le dijeron que había llegado «con las tripas
afuera» producto de una grave herida en el abdomen. El 19 de octubre,
casi a un mes después de la represión, Ángel murió. Las versiones
oficiales apuntaban a «causas naturales» porque el certificado de
defunción emitido por el hospital Perrando habló de una «enfermedad»
como causal de fallecimiento.
Al exhumar el cuerpo, se supo que Ángel murió por los golpes que recibió al momento y durante su detención. Tenía una herida quirúrgica preexistente, que se agravó por efecto de la golpiza. En la investigación quedó comprobado que antes de morir había sido víctima del hostigamiento policial: seguimiento de móviles policiales para amedrentarlo, constante solicitud de identificación, agresiones verbales y hasta un allanamiento irregular de su casa. La difusión del caso provocó la renuncia del entonces ministro de Gobierno, Javier Oteo, así como del secretario de Seguridad, Marcelo Churin; y el jefe de Policía, Gustavo Peña
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